sábado, 4 de junio de 2011

Rafael Sanzio

Pintor renacentista italiano considerado como uno de los más grandes e influyentes
artistas de todos los tiempos. Su nombre completo era Rafael Sanzio de Urbino.
Nació en Urbino y su primera formación la adquirió de su padre, el pintor
Giovanni Santi. Según la opinión de muchos historiadores del arte, también
estudió con Timoteo Viti en Urbino y realizó bajo su influencia numerosas
miniaturas, dentro de una atmósfera delicada y poética, como en Apolo y Marsias
(Museo del Louvre, París) y El sueño del caballero (1501, National Gallery,
Londres). En 1499 se trasladó a Perugia, en Umbría, y se convirtió en pupilo y
ayudante del pintor Perugino. Rafael realizó durante este periodo obras en un
estilo muy próximo al de su maestro, hasta el punto de que han existido dudas
respecto a algunas atribuciones. Entre las obras de Rafael realizadas en
Perugia destacan dos grandes composiciones, Los desposorios de la Virgen (1504,
Galería Brera, Milán, obra pintada ya en Florencia) y la tabla del retablo de
Città di Castello, en la que representa la Crucifixión con dos ángeles, la
Virgen y los santos Jerónimo, Magdalena y Juan Evangelista (1503, National
Gallery, Londres). En 1504 Rafael se trasladó a Florencia, donde estudió la
obra de reconocidos pintores contemporáneos suyos como Leonardo da Vinci,
Miguel Ángel y Fra Bartolommeo, de los que aprendió sus métodos de plasmación
de luces y sombras, sus estudios anatómicos y actitudes dramáticas. En esta
época Rafael realizó un cambio estilístico desde la composición geométrica y el
énfasis en la perspectiva hacia una manera más natural y suave de pintar. Su
evolución durante el periodo florentino puede seguirse a través de sus
numerosas madonnas (vírgenes). El primer ejemplo es la Madonna del Granduca (1504-1505,
Palacio Pitti, Florencia). Ejemplos posteriores muestran la influencia de
Leonardo en la expresión de serenidad y en los esquemas compositivos
triangulares y equilibrados, como es el caso de La bella jardinera (1507-1508,
Museo del Louvre, París) y la Virgen del jilguero (1505, Galería de los Uffizi,
Florencia). La última de las vírgenes florentinas, la Madonna del baldaquino
(1508, Palacio Pitti, Florencia), forma parte de un retablo y se asemeja
estilísticamente a la obra de Fra Bartolommeo. Los encargos más importantes que
Rafael recibió durante su estancia en Florencia procedían de Umbría. Su
composición más original en este periodo es El Entierro de Cristo (1507,
Galería Borghese, Roma). Forma parte de un retablo y muestra la fuerte influencia
de Miguel Ángel en la disposición y actitudes de los cuerpos y en el
tratamiento anatómico de los mismos.

En 1508 Rafael se trasladó a Roma, requerido por el papa Julio II, quien le
encarga la decoración mural de cuatro pequeñas stanze (habitaciones, estancias)
en el Palacio del Vaticano. La primera de ellas, la Stanza della Segnatura
(1509-1511) muestra un techo con las alegorías de la teología, la filosofía, la
poesía y la justicia, respondiendo a un programa iconográfico elaborado e
intelectualizado. En la pared, bajo la teología, se sitúa la Disputa, que
representa la discusión del dogma de la Trinidad. La famosa Escuela de Atenas,
situada debajo de la Filosofía, representa un espacio arquitectónico abierto
donde Platón, Aristóteles y otros filósofos antiguos discuten y argumentan.
Bajo la poesía se halla el célebre Parnaso, en el que el dios Apolo aparece
rodeado por las musas y los grandes poetas. Por último, bajo la justicia,
Gregorio IX y Justiniano mostrando sus códigos. La segunda estancia, la Stanza
d´Heliodoro (1512-1514), pintada por Rafael y sus discípulos, contiene escenas
que representan el triunfo de la Roma católica sobre sus enemigos. Tras la
muerte del papa Julio II en 1513 y el ascenso de León X aumentan la influencia
y las responsabilidades de Rafael. Se le nombra Maestro Mayor de la Basílica de
San Pedro en 1514, y un año después se le pone al frente de la dirección de
todas las excavaciones arqueológicas en Roma y alrededores. Debido a sus
numerosas actividades, sólo consiguió pintar parte de la tercera estancia del
Palacio del Vaticano, la del Incendio del Borgo (1514-1517). El resto es obra
de sus ayudantes. De igual forma, para la cuarta cámara, la Sala Constantina,
él simplemente realizó los diseños. Durante este periodo también diseñó diez
tapices con los actos de los apóstoles destinados a la Capilla Sixtina. Esos
cartones o dibujos se encuentran en la actualidad en el Museo Victoria y
Alberto de Londres. Rafael también proyectó la arquitectura y decoración de la
Capilla Chigi en la iglesia de Santa María del Popolo y la decoración de la
Villa Farnesina, que incluye el Triunfo de Galatea (c. 1513). Además de estas
empresas mayores, ejecutó cierto número de pinturas de caballete, entre las que
destacan el retrato de Julio II (1511-1512), series de vírgenes, como la
Madonna Sixtina (c. 1514, Gemäldegalerie, Dresde), otras pinturas religiosas
como la Transfiguración (1517-1520, Vaticano), completada tras su muerte por el
más notable de sus discípulos, Giulio Romano. Rafael murió en 1520 en Roma,
cuando sólo contaba 37 años.

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Fra Angelico



Pintor italiano de principios del renacimiento que supo combinar la vida de fraile
dominico con la de pintor consumado. Fue llamado Angelico y también Beato por
su temática religiosa, la serenidad de sus obras y porque era un hombre de extraordinaria
devoción. Nació en Vicchio, Toscana, y su verdadero nombre era el de Guido di
Pietro. En 1418 ingresó en un convento dominico en Fiesole y alrededor de 1425
se convirtió en fraile de la orden con el nombre de Giovanni da Fiesole. Aunque
se desconoce quién fue su maestro, se cree que comenzó su carrera artística
como iluminador de misales y otros libros religiosos. Después empezó a pintar
retablos y tablas. Entre las obras importantes de sus comienzos se cuentan la
Madonna de la estrella (c. 1428-1433, San Marcos, Florencia) y Cristo en la
gloria rodeado de santos y de ángeles (National Gallery, Londres) donde
aparecen pintadas más de 250 figuras diferentes. También a ese periodo
pertenecen dos obras tituladas La coronación de la Virgen (San Marcos y Museo
del Louvre, París) y El juicio universal (San Marcos). La madurez de su estilo
se aprecia por primera vez en la Madonna dei Linaioli (1433, San Marcos) en
donde pinta una serie de doce ángeles tocando instrumentos musicales. En 1436,
los dominicos de Fiesole se trasladaron al convento de San Marcos de Florencia
que acababa de ser reconstruido por Michelozzo. Fra Angelico, sirviéndose a
veces de ayudantes, pintó numerosos frescos en el claustro, la sala capitular y
las entradas a las veinte celdas de los frailes de los corredores superiores.
Los más impresionantes son La crucifixión, Cristo peregrino y La
transfiguración. El retablo que hizo para San Marcos (c. 1439) es una de las
primeras representaciones de lo que se conoce como conversación sacra: la
Virgen acompañada de ángeles y santos que parecen compartir un espacio común.

En 1445, Fra Angelico fue llamado a Roma por el papa Eugenio IV para pintar
unos frescos en la capilla del Sacramento del Vaticano, hoy desaparecida. En
1447, pintó los frescos de la catedral de Orvieto junto con su discípulo
Benozzo Gozzoli. Sus últimas obras importantes, los frescos realizados en el
Vaticano para decorar la capilla del papa Nicolás V, representan episodios de
las Vidas de san Lorenzo y de san Esteban (1447-1449), y probablemente hayan
sido pintados por ayudantes a partir de diseños del maestro. Desde 1449 hasta
1452, Fra Angelico fue el prior de su convento de Fiesole. Murió en el convento
dominico de Roma el 18 de marzo de 1455. Fra Angelico combinó la elegancia
decorativa del gótico, de Gentile da Fabriano, con el estilo más realista de
otros maestros del renacimiento como el pintor Masaccio y los escultores
Ghiberti y Donatello, que trabajaban en Florencia, y aplicó también las teorías
sobre la perspectiva de Leon Battista Alberti. Las expresiones de devoción en
los rostros son muy logradas, así como la utilización del color que consigue
dar mayor intensidad emotiva a la obra. Su maestría en la creación de figuras
monumentales, en la representación del movimiento y en la capacidad para crear
planos de profundidad a través de la perspectiva lineal, especialmente en los
frescos realizados en Roma, lo confirman como uno de los pintores más
importantes del primer renacimiento. En el Museo del Prado de Madrid se
conserva una de sus obras más representativas: La Anunciación (1430-1432) realizada
para el convento dominico de Fiesde.


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